Existen múltiples condiciones que generan
dolor en las rodillas de un deportista. Algunas mas serias que otras y que
requieren la intervención de un ortopedista, pues el dolor y inestabilidad
pueden resultar incapacitantes y desencadenar complicaciones que pueden afectar
la calidad de vida en el futuro.
También conocido como “rodilla del
corredor” el Síndrome de Banda Iliotibial (BIT) es una frecuente molestia que
se puede atribuir al sobreuso de esta articulación generando una inflamación de
la BIT, estructura que se encuentra directamente relacionada con la parte
anterior y externa de la rodilla. Se presenta especialmente en corredores de grandes
distancias, también conocidos como corredores de fondo. Sin embargo aunque
inicialmente fue descrita en corredores, no es una lesión exclusiva de este
deporte y se ha encontrado en otros atletas como ciclistas, futbolistas entre
otros.
Para entender mejor este fenómeno es
importante revisar brevemente la anatomía de la BIT. Siendo una estructura
fibrosa que tiene origen en la cresta Ilíaca anterosuperior, borde anterior del
hueso ilíaco y discurre lateralmente por el muslo hasta su inserción en la
parte superior (proximal) y externa de la tibia en el tubérculo de Gerdy, donde
genera un complejo vinculo con las demás estructuras de esta región. (Figura
1). Su función es ayudar en la extensión de la rodilla y en la flexión después
de los 30 grados además de darle estabilidad lateral a la articulación.
Dado que es una lesión por sobreuso y no
por un trauma agudo, aún no se ha esclarecido bien el mecanismo que la genera, pero
se reconoce que existen algunos factores de riesgo como la debilidad de los
músculos abductores, anomalías en la marcha, incrementar el número de
kilómetros semanales repentinamente, Genu varum (Rodillas separadas al caminar)
entre otros, y sobre los cuales se trata de intervenir para evitar la recaída
en esta dolorosa condición que obliga a los deportistas a parar abruptamente sus
entrenamientos.
El dolor generalmente se presenta
después de algunos kilómetros recorridos, y se caracteriza por ser en la parte
externa y anterior de la rodilla en el momento en que la articulación se
encuentra flexionada iniciando el desprendimiento de el pie del suelo, y cede
cuando se detiene el ejercicio aunque en algunas ocasiones puede prolongarse varias
horas después de la actividad. Generalmente no se asocia con derrame articular
(incremento del liquido articular por inflamación dentro de la articulación) ni
a bloqueo mecánico de la articulación siendo estos, signos de alarma y que requieren
revisión por un especialista de ser identificados.
Al experimentar estos síntomas se debe
de ser evaluado por un profesional quien intentará reproducir el dolor con
algunas maniobras y determinará el mejor plan a seguir para evitar la
recurrencia y el desarrollo de lesiones cada vez mas complejas. El atleta esta
sujeto a una posible recuperación que varía entre 6 y 12 semanas, y que
requiere un plan de ejercicios manejados por fisioterápia para determinar los
posibles factores causantes como alteraciones en la biomecánica de la marcha y el
fortalecimiento de algunos grupos musculares que contrarresten las deficiencias
posturales del corredor principalmente.
Ser diagnosticado con esta lesión indica
la pausa total de la actividad desencadenante pero no significa el cese total
de actividad física. Al contrario, es cuando se requiere intercambiar el
deporte que genera los síntomas por otras actividades como entrenamientos de
fuerza, natación, ciclismo (con cuidadosa corrección de la postura y la técnica
de pedaleo) entre otras, para evitar el des-acondicionamiento, fortalecer la
musculatura y facilitar el regreso a la actividad principal sin mayores contratiempos
Una modalidad interesante y que ha mostrado resultados en la recuperación es el
incremento del numero de pasos por minuto en alrededor de un 5% pues esto
permite una mejoría en la disposición de la BIT con lo que mejora la fricción y
sobrecarga de esta.
El síndrome de BIT es una condición
incapacitante y que puede frustrar el entrenamiento para una competencia o un
evento significativo. Reconocer sus características requiere de un mínimo
conocimiento de su anatomía y las posibles causas de esta entidad. Consultar
con un especialista, evitar la actividad desencadenante, adherirse a un plan de
ejercicios para fortalecer la musculatura y mejorar la biomecánica al correr o
realizar otra activad así como las medidas generales de desinflamación
(aplicación de hielo y en ocasiones antiinflamatorios no esteroideos) hacen
parte del tratamiento. La recuperación total puede requerir de 6 a 12 semanas y
varía entre los diferentes atletas, el tipo de condicionamiento pre-lesión y
otras posibles comorbilidades médicas. Si usted cree sufrir de esta lesión
consulte a un ortopedista o médico deportólogo para ser evaluado y conseguir un
pronto retorno al entrenamiento físico que le apasiona.
Preparado por:
Miguel Vega
Para SCMD
Noviembre 2014
Referencias:
1.
María
Isusi Fontán. Hallazgos en resonancia magnética en el síndrome de fricción de
la banda iliotibial. A propósito de dos casos. Radiología. 2007;49(6):433–5.
2. Jackson,
Johnatan. Iliotibial band syndrome. In: UpToDate, Post TW (Ed), UpToDate,
Waltham, MA. (Accessed on November 10, 2014.
3.
Darrell
J. Allen. Treatment of distal iliotibial band syndrome in a long distance
runner with gait retraining emphasizing step rate manipulation. The
International Journal of Sports Physical Therapy. 2014 Apr;9(2):222.
4.
François
Lalonde. ITBS: Noninvasive Solutions for Runners. American College of Sports
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